Ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes, La cinta blanca nos traslada a la pequeña comunidad de Eichwald, una aldea ficticia en el norte de Alemania, justo antes del estallido de la Primera Guerra Mundial. El narrador es el joven maestro de escuela, que cuenta la historia desde algún momento futuro no precisado en la película. Con una aparente mirada neutra, relata una serie de inquietantes y terribles acontecimientos supuestamente provocados en aquellos años por un grupo de niños cercano a los hijos mayores del párroco local, un hombre protestante que les educa con extrema severidad y represión.

Detrás de ese aparente orden establecido, se ocultan tragedias clandestinas que, como reflexiona el narrador, podrían ser el germen de las posteriores guerras y el ascenso del Nazismo. La interpretación queda abierta para el espectador, pero el retrato de esta aldea es, según el propio director, “un microcosmos que representa el macrocosmos de la sociedad de manera muy eficaz".

Rodada primero en color, fue virada a un blanco y negro de una gélida belleza que aumenta su dramatismo, en un estilo marcado por la habitual puesta en escena casi ascética del cineasta austríaco, influenciada por el teatro del distanciamiento de Bertold Brecht. El austriaco Michael Haneke, maestro de un cine austero y altamente trágico, ha pasado gran parte de su carrera desconcertando al público y a la crítica con unas películas meticulosamente construidas e implacablemente provocativas, como Funny Games, Código desconocido o Amor. En esta película vuelve a plantear un drama de dolorosa actualidad como es el fanatismo y el terrorismo, ya sea religioso o político, resultando en una parábola que lleva el elocuente subtítulo de "Una historia alemana para niños".

Fuentes: Información facilitada por su distribuidora en España, así como la disponible en la base de datos del Ministerio de Cultura y Deporte.